Con relación a los hábitos de sueño, un objetivo importante es ir reduciendo la dependencia de las personas adultas al despertarse y al acostarse.
Sin embargo estos dos momentos y las condiciones ambientales que les rodean requieren en estos años una preparación por parte de las personas adultas.
Dormir y despertarse implica aprender una serie de conductas que requieren mucha paciencia, y donde la coordinación entre la escuela y los padres y madres juega un papel muy importante.
El sueño del niño y la niña evoluciona a medida que va creciendo, y por tanto sus horarios de sueño se deben ir modificando.
Un niño o una niña recién nacido/a duerme aproximadamente unas 16 horas diarias, más tarde desaparecen las siestas y por tanto se tienen que desplazar las horas de acostarse y levantarse, llegando aproximadamente a la edad de 3-4 años a adaptarse al horario de las personas adultas, aunque deben dormir la noche alrededor de 10-12 horas.
¿Cómo seleccionamos los objetivos que queremos lograr?
 
Para que el acto de dormir y despertarse se convierta en un hábito, en la escuela y en la familia deberemos establecer unas condiciones idóneas, tanto espaciales como temporales y establecer un programa que se ajuste a cada momento evolutivo, para que sean capaces de:
  • Comprender la necesidad del descanso
  • Dormir solos.
  • Despertarse sin llorar respetando el sueño de los demás.
  • Colaborar en la preparación y recogida de su ropa y del espacio donde duerme.
¿Qué objetivos nos podemos marcan en cada edad?
Concretamos los objetivos anteriores para cada edad.
De 0 a 3 años.
  • Colaborar en el desvestido.
  • Desprenderse de alguna prenda sencilla como zapatillas o calcetines.
  • Despedirse cuando se vayan a dormir.
  • Dormir solos (Opcional).
  • Despertarse sin llorar.
  • Saludar cuando se levantan.
De 3 a 6 años.
  • Prepararse para ir a dormir: desnudarse, organizar la cama.
  • Ir a dormir solos (Opcional).
  • Al despertarse, respetar el descanso de los demás.
Recoger u ordenar la zona de descanso.
¿Qué aspectos han de tenerse en cuenta a la hora de poner en marcha la programación?
El sueño está influido por una serie de conductas y factores ambientales que se asocian con unos buenos o malos hábitos de sueño. La adquisición de estos hábitos nos lleva a enseñar al niño o niña a controlar su dormir y su despertar.
Para ello es recomendable que sigamos unas pautas:
  • Debemos hacer ver al niño o la niña que el descanso es necesario para ellos, puesto que han gastado muchas energías y tienen que recuperarse.
  • Las actividades que lleve a cabo el niño o niña antes de acostarse deben ser relajadas, para que el paso de la vigilia al sueño sea más fácil. Algunas de las actividades que se pueden realizar son las de aseo y limpieza personal –lavado de dientes-, mirar un libro, escuchar algún cuento, etc. Estas actividades las pueden realizar primero con una persona adulta y posteriormente solos.
  • Debemos enseñarles a identificar cuándo están cansados y deben descansar. El niño o la niña deben ir reconociendo poco a poco el momento de irse a dormir, o bien porque se están realizando actividades de relajamiento, o porque se está preparando el espacio de sueño, con la bajada de persianas y la preparación de la cama. De esta manera le vamos predisponiendo para el momento de acostarse.
  • Durante el proceso de aprendizaje debemos invitarles a que colaboren con el adulto en la preparación del espacio de sueño.
  • Deben ir al baño a hacer pis antes de irse a la cama para evitar cualquier pequeño incidente durante la noche. Antes de acostarse no es aconsejable que el niño o la niña ingieran mucha cantidad de líquido, y menos si son excitantes, porque esto puede motivar que se interrumpa el sueño o bien que tarden más tiempo en dormirse.
  • Es necesario que ayudemos al niño o niña a vencer el miedo a la oscuridad.
  • Es importante que enseñarle que antes de acostarse tiene que despedirse y después de levantarse tiene que saludar.
  • Tenemos que adaptarnos a todas las necesidades individuales y también podemos tener en cuenta cuáles son las preferencias para irse a descansar, así como el momento o incluso la época del año en que nos encontramos.

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